jueves, 27 de noviembre de 2014

Mis vaqueros favoritos











Los 501 molan tanto que me entran ganas de llorar cuando los veo. Me hacen feliz. No comprendo cómo fui capaz de tirar todos los míos allá por el 2002. Fui vergonzosamente gilipollas. Tirar mis cuatro o cinco Levis para llevar luego pseudovaqueros de mierda de Zara, Mango o, aún peor, Pull and Bear... A quién coño se le ocurre!! Idiota.

Pero el año pasado remedié mi gran fallo y me compré unos maravillosos y rebajadísimos que me pongo sin parar. Son vaqueros de verdad y no esa tela fina y elástica que venden por ahí, son sexis y nos pertenecen, porque las nuevas generaciones no tienen ni puta idea de lo que es suplicar a tus padres con millones de porfavores que te compren unos Levis etiqueta roja. Yo sí lo sé, los pedí durante meses como una pesada hasta que me compraron mis primeros 501, que llevé a diario varios años.

Lo mejor: Sigo llevando la misma talla. Cómo no los voy a amar muy fuerte?

Hay dos normas con estos vaqueros:

-Que sean una talla menos (o dos si consigues pasarlos por tus caderas, aunque los primeras semanas tengas que ir con los dos primeros botones sueltos). Acordaos de que siempre teníamos el problema de que se cedían muchísimo y por eso los lavabámos demasiadas veces, porque sólo conseguíamos que quedaran como queríamos durante las primeras horas después de salir de la lavadora.

-Que la talla de largo sea más bien corta, hasta el tobillo, para respetar su pespunte original en los bajos. No hay que llevarlos demasiado largos y nunca, nunca, nunca con el bajo arreglado.

Prometo no volver a renegar jamás de mis vaqueros favoritos.

Besos a todas

jueves, 6 de noviembre de 2014

Ni viejas ni cuquis



Últimamente se hace vieja mucha gente. Hay como una especie de histerismo muy loco, como si los nacidos en los años 70 tuviéramos que ser jóvenes para siempre. 

Y sabéis qué os digo? Lo entiendo per-fec-ta-men-te. 

Yo tampoco estoy preparada para ver envejecer a las chicas cuquis de las pelis que veíamos en los 90. Mi cerebro aún piensa que Meg Ryan es cuqui y Julia Roberts y Winona y todas esas actrices cuquis súper cuquis.


No puedo procesar tanta vejez.

Ver a Samantha Jones haciendo de sexagenaria ennortada en ‘Sensitive Skin’, además de ser un soberano aburrimiento, me parece doloroso. Y encima con marido absurdo que no le pega nada.


Y a Chunchuna Villafañez, qué??? Qué me decís de la bella Chunchuna??? Cómo es posible que una mujer taaaaan bellísima pueda envejecer? Por qué???!!!! 


Cuando hizo ‘La historia oficial’ en el 85 ya era mayorcita, pero seguía siendo impactantemente hermosa. 



Con esa belleza perfecta, llena de carácter (y la ropa que lleva en esa peli!!! aunque sea frívolo decirlo, pero chicas, el vestuario de esa película es la polla). 

Ay Chunchuna, la bella Chunchuna, que ahora es una ancianita con millones de historias interesantes que contar.

Y qué me decís de Isabella Rossellini? 


El otro día entré en shock cuando la vi en 'Late Bloomers'. Hace dos putos días salía en los anuncios de Lancome como si no fuera a hacerse vieja JAMÁS. 


Y de William Hurt qué? Uno de mis hombres preferidos ever. Se acabó, no puedo soportarlo. William yo te amo igual, aunque ahora te cuelgue el culo.


Y por qué duele tanto? Porque si ellas envejecen, entonces nosotras también. No hay más.

Envejecer no tiene nada de malo, todo lo contrario. Crecer es lo mejor que hay. Envejecer es bueno, envejecer es bueno, envejecer es bueno...

Envejecer es bueno, pero la vejez es fea. Ese es el problema.

Me gusta hacerme vieja, en serio, mi cabeza funciona mucho mejor que cuando tenía 20 años y eso es una puta maravilla. 

He vivido momentos históricos. Y los he VIVIDO yo, no me los ha tenido que contar mi padre ni un profesor. YO contaré dentro de pocos años a mis hijos toda esa historia que forma ya parte de mi memoria vital. Y eso me ENCANTA. Hemos vivido cosas importantes, cosas que han cambiado nuestro mundo.

Me gusta tener canas, pero no entiendo por qué mi agujero izquierdo de la nariz es cada vez más pequeño ni por qué mi teta derecha se vuelve cada vez más grande que la otra. Misterios rarísimos que solo noto yo y que achaco directamente a la edad. 

La vejez rompe la armonía de nuestro cuerpo y el mío empieza a distorsionarse de una manera francamente rara.

Pero soy joven, coño, tengo 35 años  y el culo aún razonablemente prieto. Viva yo.

Ya hablaremos cuando nos venga la menopausia.


Un beso a todas.

Lula P.

Pd: Y que conste que lo importante está en el interior y lo que yo quiero es la paz en el mundo.