jueves, 12 de diciembre de 2013

Criticonas boom boom



Está pasando. Son una puta secta. Otra puta secta. Por si no teníamos bastante con las putibloguers ahora tenemos que aguantar a las criticonas. Ayyyy santamariapurisima, las criticonas, esas a las que el blog se les sube a la cabeza y en su paranoia se acaban creyendo periodistas de raza aunque no sepan hacer la O con un canuto y su entradas duerman hasta a un mono tití.

No os preocupéis que ahora lo explico un poquito mejor, seguid leyendo, que hoy vengo aquí a criticonear.

Ya que está de  moda.




Generalmente sus blogs son bastante Zzzzzz, aunque se creen expertas. Siempre criticonean con desprecio hasta la crueldad a periodistas de medios tradicionales (tanto en su versión impresa como digital) y la mayoría de sus víctimas (profesionales, ojo) escriben en revistas o semanarios. NUNCA se critican entre ellas. Ya pueden escribir cualquier mierda, que les da igual, se pajean unas a otras y siempre son muy fans del resto de miembros de la secta (bloggers todas y todos, claro).

Y hablo en femenino porque sí, pero podría hacerlo en masculino perfectamente porque más de una comida de polla absurda he leído por ahí.

Criticonear, igual que cotillear, es un ejercicio divertido e incluso liberador, pero para hacerlo hay que respetar dos reglas muy sencillas:

1- Criticonea sólo en privado y con gente de máxima confianza. Si tienes alguna duda de alguien, por pequeña que sea, cierra la boca y no digas ni Pio. Jamás hay que ser desubicada, jamás. No aceptamos Twitter como animal acuático.

2-Si eres una persona falta de prudencia y te la suda la primera regla, intenta al menos no ser un personaje carente de virtud. Respeta a los que saben más que tú sobre algo y aprende. Que los miles de followers no se te suban a la cabeza, querida, porque eso no significa nada, son sólo un número, putos followers y los followers se pueden comprar (empiezo a pensar que todas han hecho ese acto patético que les pega todo).

Respeta, repito, a los que saben hacer algo mejor que tú porque quizá un día tú tendrás que hacerlo y entonces te retratarás en tu ignorante condición de criticona.




No me digáis que dé nombres porque no me da la gana, además, son demasiadas. Y ya que con este post criticón estoy rompiendo la primera regla, intentaré al menos ser una criticona virtuosa y mantenerme fiel a la segunda.

Mejor me pongo poeta, a ver si lo entendéis ahora con la metáfora del huevo frito:

-Yo no puedo decir que vería cumplido mi sueño si me ficharan en la cocina de los hermanos Roca porque yo no sé hacer bien ni un puto huevo frito. Si me ficharan sería un fichaje falaz, pura reducción al absurdo. Mi sueño tendría que ser, sencillamente, aprender-a-cocinar. Hay dos palabras hermosas en el DRAE que en este punto conviene recordar: Humildad y honestidad.

Si encima pongo a parir a cocineros profesionales que fríen los huevos mejor que yo, pues entonces merezco pillar hongos en un baño público.

Si para rematar me paso la vida dando el coñazo diciendo lo mal que fríen los cocineros (profesionales) los jodidos huevos y luego, de repente, un día me piden que fría yo el mío y me sale un huevo frito mierdero-MEDIOCREEEEEE pues entonces merezco que me corten la cabeza.

Y lo peor, sin lugar a dudas, lo imperdonable, es que ninguno de esos blogs tiene sentido del humor. Es lo que tiene darse tanta importancia, que se te escapa la vida sentando cátedra y te olvidas de reír.

Creo que con esto ya he vomitado suficiente por hoy, ahora podéis darme la razón o criticonearme y decir que tengo envidia.

Envidia, esa gran palabra que de tanto que la usan ya no significa nada.

Besos y amor para todas.

Lula P.

martes, 3 de diciembre de 2013

Monstruos del raw denim

Si compras los primeros vaqueros que ves por por 10 euros en HM y no los pones en remojo antes de estrenarlos, eres lo puto peor.



Si lavas tus vaqueros nuevos antes de seis meses, vomito encima de ti.



Si no sabes lo que significa la palabra 'sanforizar' o 'sanforizados', que te vomite tu vecina.

Los putos modernos no se conforman con el bigotillo por noviembre ni con la barba Trivago ni con el huerto en el minibalcón, ahora nos quieren joder la vida con toda la movida del raw denim. Toda una filosofía que tiene sus reglas y todo y crocúpate si no las sigues.





Resumiendo, unos raw jeans son los que vienen sin tratamiento previo. Nada de lavados, ni de pasados por la arena, nada desgastados. Son esos oscuros y tiesos, la mayoría 100% algodón y lo suyo es que sean made in USA or made in Japan.

Los raw jeans para que molen tienen rectos, no pitillo.Y también pueden ser de campana, pero no introduzcamos hoy encima el concepto acampanados porque entonces sí que nos hacemos la picha un lío.

Centrémonos.





Las guayonas matan por unos petit new standard de APC  y lo que mola es enseñar en tu blog o tu tumbrl o donde sea las fotos de cómo se han ido desgastando solos los dichosos vaqueritos. Yo este punto lo entiendo mucho porque comprar unos vaqueros con un desgastado bonito es lo más complicado del mundo, a la altura de encontrar LA almohada.


Y ese puntito de que una vez gastados no haya en el mundo otros vaqueros "tan tú". Muy auténtico todo. A estas alturas del post, obviamente, ya tengo claro que necesito de forma urgente unos raw jeans.

Llamadme modernuqui. Yo, que sufro modernofobia.

Muy fuerte.

Como os he dicho más arriba, después de comprarlos lo primero que hay que hacer es ponerlos en remojo en la bañera. Y ponle algunas botellas o algo de peso encima para que no floten. Este punto es la regla inquebrantable de todo seguidor de la secta del raw denim. Como te los pongas antes de remojarlos, la has cagado pero bien. Así de claro. No tengo ni puta idea de qué cojones pasa si te los pones, pero seguramente algo así como que se hunda el Dow Jones o explote una bomba en un orfanato de niños chinos. Tú, por si acaso, remójalos y ya te quedas tranquila.

Yo lo haré.

Una excepción a esta primera regla es que si tus vaqueros son sansorizados no hace falta que los metas en remojo. Sanforizar, sanforizados, esa palabra maravillosa que devuelve a nuestro escueto vocabulario el impactante mundo del raw denim.

Una prenda sansorizada es la que ha sido previamente tratada para que cuando sea lavada no se encoja ni sufra otro tipo de alteraciones.

Antes de que la ropa se sanforizara tenías que comprar una camisa tres tallas más grande porque se encogía. Supongo que las madres del mundo fueron a la revolución y entonces obligaron a la industria a inventar ese proceso sansorizador e incluirlo en la fabricación de ropa.

Sigo.

Una vez remojados ya los puedes usar y no debes lavarlos al menos hasta que pasen seis meses. Otra regla absurda que crocúpate tú si no la sigues. La historia está en que los putos modernos parece ser que se ponen los mismos vaqueros todos los días del año. Como si no tuvieran nada más en el armario. Ese punto me parece muy 'crisis de 2007', muy pro-austeridad. Pero como entienden que en el mundo hay personas de inferior categoría que no se ponen cada día los mismos vaqueros, perdón, los mismos raw jeans, pues entonces te dicen que el primer lavado puedes incluso alargarlo y estar un año sin meterlos en la lavadora.

Este japonés ha hecho hasta un documental de sus raw jeans y de cómo se desgastan durante dos años sin lavarlos y viajando con ellos puestos (cada día, sin mudarse de pantalones) por 50 países. Eso es es ser modelno y lo demás son tonterías.



Y no os preocupéis, que este chinito ha hecho la prueba a los suyos, que no ha lavado en 15 meses, y dice que no tienen bacterias.

Hay peña que hasta los almidona. Troncas, yo no he almidonado nada en mi vida. Si no plancho, qué coño voy a almidonar? Cómo se hace eso?

Yo quiero unos Levis. No llevo levis desde que tenía 14 años, así que cuando vaya a comprarlos preveo que será una experiencia reveladora.

Bueno no, quiero los de APC!

Un beso a todas.

Lula P.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Los pelos de arriba


Este post va a ser corto, pero muy importante. Sigo hablando de pelos, porque a las mujeres nos encanta hablar de pelos y punto.

Llevo toda la vida buscando champú para mi pelo... de la cabeza!!!! Tendría que investigar si las matorral cuidáis la melena bajera igual que la superior. Joder, ahora me quedo con la duda.

A lo que iba: llevo toda la vida buscando champús y cremas para el pelo sin encontrar nunca nada bueno. He probado de todo: caro, carísimo, barato, normal. Lo mismo me daba dejarme 50 euros en unos buenos que nada, al final acababa decepcionada y volvía a la mierda que venden en el supermercado por tres euros el bote.

Yo ya había tirado la toalla, usaba Pantene o Le Petit Marseillais porque sí, porque mira, porque la vida es así y mi pelo es seco y encrespado y ya estoy hasta los cojones de gastar dinero para nada.

Me había cerrado en banda a comprar esos productos caros que me han encasquetado tantas veces en la pelu.

Pero ahora se acabó! Encontré el champú y la crema perfectas!!! No son baratísimos, pero tampoco caros. Me encantan, son muy término medio, como mi toto.

Champú unos 7 euros, mascarilla 11.

Hablo de la línea de L'Oreal Expertise, que quizá ya conozcáis todas pero yo la descubrí hace tres semanas.



Como tengo el pelo casi rizado uso el Ever Liso.



Los compro en el Corte Inglés y ninguna de las dos veces que los he comprado tenían la crema suavizante, así que sólo he usado el champú y la mascarilla. Sin sulfatos (cosa que me da un poco igual) y, esto sí que me importa, sin siliconas.

No os voy a hablar de los aceites de nosequé y demás ingredientes que llevan como hace tanta gente que parece que se enteran de algo y no tienen ni puta idea. Si queréis saber qué llevan, pues lo leéis en la fórmula igual que yo.

Son la polla. Punto.

Mi pelo brilla, está hidratado, le ha quitado muuuucho encrespamiento. Yo qué sé qué más contaros!


Y luego está el Phyto 7. El famoso Phyto 7. A mí me va de puta madre también, pero tengo que decir que si alguien me pusiera una pistola en la cabeza y me dijera "el champú o el Phyto 7, elige". Yo elegiría el champú, porque cuando no me echo el Phyto 7 mi pelo sigue igual de bien.



El Phyto 7 es una crema hidratante que se pone en seco (se puede en mojado, pero mejor en seco). Creo que lo ideal para mí es ponérmelo antes de ir a dormir, así me lo noto mucho más sedoso al día siguiente.

Más SEDOSO. hola??!!!!! cuándo coño he tenido yo el pelo sedoso????!!!

cuándo??!!!

PUES LO TENGO. Ahora. Sedoso! Hidratado! Parezco sacada de una promo de Vidal Sasoon de los 70. Esa soy yo.

Y hasta aquí llego, no soporto seguir hablando más de esto porque me empiezo a dar asco, que parezco un anuncio de la tele de esos de 'Porque yo lo valgo'. O peor, me creo una gurú de esas blogueras de belleza.

Espero que os vayan igual de bien que a mí.

Besos a todas

Lula P.

Pd: En el próximo post de potingues hablaremos de las mascarillas de peloides. ESE concepto. ESE nombre.



domingo, 17 de noviembre de 2013

El ocaso de los totos peludos


Tengo una amiga que no se depila el toto. No se quita ni un pelo. Yo siempre le digo que tiene un coño realmente vintage, una maravilla ya muy rara de encontrar.

El toto de mi amiga me hipnotiza. En serio, me parece inusualmente femenino en su tupido pelamen. Con sea forma tan primitiva que ya tenemos olvidada, tan erótica, tan salvajemente anárquica.



Mi amiga no se depila porque no le da la gana. Le gusta su toto con todos sus pelos, aunque yo diría que todo empezó por pereza. El 'mañana me depilo' se alargó más de la cuenta y de repente un día mi amiga descubrió a su auténtico 'yo' y le encantó y ahí sigue.

Y sabéis lo que le digo a mi amiga: Ole tu toto!



Yo tengo que reconocer que cada vez que me lo enseña me quedo impactada. Recuerdo que mi madre tampoco se lo depilaba, en teoría debería de estar inmunizada o acostumbrada a la visión de un buen toto peludo. Pero no. El coño selvático me impacta y cuando lo veo noto cierta admiración hacia la mujer que lo lleva con alegría, con orgullo de toto peludo.

Un coño con todos sus pelos me parece de lo más intelectual.

El otro día me acordé de mi amiga cuando fui a ver 'La vida de Adele'. Salí de la película sintiéndome un poco más vieja porque supe que con las nuevas generaciones los totos peludos tienen sus días contados. Coños en extinción. Está claro, las jovencitas practican la depilación total, como la bella y llorona Adele.

Ahora me diréis que no sois tan jovencitas y os lo depiláis entero. Me parece fenomenal, pero yo aquí hablo del toto pelón como concepto global, como conclusión ciberplanetaria, no como premisa particular.




Los totos pelones me provocan sentimientos encontrados. No me impactan ni me hipnotizan. Su belleza es distinta. No son bellos, son neobellos, una neobelleza moderna que no tiene nada que ocultar, que todo lo muestra.

Yo me lo depilé entero una vez y no me gustó la experiencia. A mi marido tampoco. Yo sin pelos en mi toto me siendo desamparada, perdida, sin rumbo y en lodo.

Para mí es muy importante sentirme bien con mi toto, a gusto con él y su forma. Una vez me lo depilaron recto y me sentía como si llevara el bigote de Hitler en mis partes bajas. Me cambió el humor. Llamadme radical, pero hasta que no me volvió a crecer el pelo no era yo, era otra, vivía en el lado sombrío de la vida, ese en el que las mujeres llevan el coño como Hitler su mostacho. Mal.

Yo me siento muy yo con mi toto en el término medio, un término medio con forma de triangulito diminuto que está justo donde lo necesito y al que de vez en cuando podo con las tijeras (ese momento del que pocas hablan). No sé si es bello o neobello, pero yo no me veo con matorral (Alberto Rey me acaba de joder la vida en Twitter: "O total o matorral") y menos aún con un coño modelo Sphynx.

Lo siento pero no. Una es como es y a estas alturas no me siento con fuerzas para incorporar un cambio tan profundo en mi vida.

Y vosotras? Total o matorral? O, como yo, vivís irremediablemente instaladas en el término medio?


Un beso a todas

Lula P.

Pd: No me gusta la palabra pubis.

domingo, 13 de octubre de 2013

Sonrían


No me gustan los hombres que llevan pantalones pitillo ni camisas abrochadas hasta el último botón.

Me gustan los hombres guapos y masculinos y me espantan los payasos que se disfrazan.

Siempre he tenido hipersensibilidad por los canallas de pocas sonrisas, pero hace ya mucho tiempo que decidí quedarme con el más bueno de todos.

Y claro, me gustan los hombres que sonríen como Pio Marmaï. La sonrisa de Pio es una de las más bonitas de la Vía Láctea.



Yo solo puedo decir una cosa: PIO PIO PIO.












Los desfile de moda son un coñazo y tener que soportarlos es una de las peores torturas. Digan lo que digan por ahí.

Me la suda lo que haga Marc Jacobs y que Nicolás sea el nuevo chico LV. Me la suda.

Pero cuando recibo un mensaje de alerta diciendo que Alice Munro es el nuevo Premio Nobel de Literatura grito y me levanto de un brinco de la mesa del restaurante donde estoy (#truestory) (Leed a Munro!).

Cada inicio de temporada nos toman por retrasados. El año pasado queríamos un jersei rosa y ahora resulta que todo es rosa y tenemos que quererlo otra vez. A la mierda! 

Yo este otoño quiero esta camiseta que venden en The Avant, una tienda de Barcelona muy chula:






Y la falda bailarina, porque no me olvido de que quiero ser bailarina todo el rato:




Obviamente, quiero estos edredones:



Este verano fui a ver a mi hermano, que se ha ido a vivir a un pueblo del sur de Francia y todo era muy francesísimo y muy cool y muy todo. En los mercadillos te vendían edredones provenzales que te mueres y que no compré, pero lo haré en la próxima visita.

Son edredones de algodon, no muy gordos, suelen ser estampados, pero con flores francesísimas que no es lo mismo que estampados y ya está.

Estos de The Avant no son los provenzales que os digo, pero me da igual, porque son de seda y si algo es de seda ya es guay y punto. Quizir, que estén rellenos de seda en lugar de pluma o celulosa (como me han contado en la tienda) me parece muy lo más, muy "lo quiero, lo quiero, lo quiero".

Los tienen en dos gramajes: de 250 gr y de 400 gr. Son desenfundables y la funda es algodón 100%.

Pues eso, que yo para este otoño quiero sonrisas.

Aunque duelan.


Un beso a todas

 Lula P.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Las abuelas (cañonas)


Ver una peli mala y querer vivir en Australia y tener casi 50 años. Es lo que me pasa últimamente, un día quiero ser rubia, otra intelectual y ahora quiero ser una tigresa australiana. Cágate lorito.

El otro día vi Adore, que no es buena ni regulera, es directamente una mala película. El guión es un truño, la factura roza la serie B, los macizos tienen la misma cara de merluzos todo el rato... Pero me da igual. Quiero ser autraliana, en serio.



Para empezar ELLAS. La madre que las parió. Se las ve mayores, maduritas, MILF... pero da igual. Están perfectas en su madurez, en su poderío que roza los 50, en esos cuerpos perfectos que entran en los años a base de pilates tan ricamente.

Porque en sus 50 años, esas dos zorras están más buenas que tú y que yo.






Esos brazos, esos vientres... espigadas, atléticas, interesantes, perfectas. Esas dos mujeres no son ni medio normales. Sobre todo Robin Wright. Pero dejadme que os cuente un poco la peli y ahora hablo más de ella. Que quiero ser ella, sobre todo ella.

Adore está basada en Las abuelas, un relato de Doris Lessing. A mi Doris Lessing me fascina por su febrilidad, porque escribe compulsivamente y eso le hace una escritora imperfecta. Tiene libros reguleros en su extensísima carrera literaria y eso es maravilloso.

Lessing escribió la historia de Las abuelas porque alguien se la contó. O sea, que algo tan poco creíble, tan "venga ya, hombre", puede haber sido verdad. O no, quizá solo fue un rumor que sirvió a la premio Nobel para hacer una historia genial. Da igual, qué más, da lo mismo.

La película, como digo, es truñera, pero a mí me gustó verla porque en ella todo es bonito.

Dos amiguísimas desde la infancia que más que quererse se adoran van creciendo y se casan  y tienen dos hijos de la misma edad que a su vez también se hacen amiguísimos.




Las dos viven en casas de sueño, en una pequeña comunidad de Australia, frente a una playa de cuento, desierta. Las casas son las otras protagonistas de la película porque, madremiadelamorhermoso, son perfectas, bonitas, luminosas, relajadas. Yo quiero la de Roz (Robin Wright), NECESITO vivir ahí.

Total, que las dos rubísimas y hermosas amigas tienen dos niños que por arte de magia crecen y se convierten en dos grances macizos, surferos, dioses del océano. Y claro, ahí ya te entran los calores de la muerte viendo la película, porque tanto músculo, tanto salitre y tanta belleza no se puede aguantar.




Y si queréis saber el resto de la peli, pues la véis. Y si no, mejor leer antes el relato de Lessing y luego veis la peli. Así os decepcionará más como película, pero con suerte disfrutaréis tanto como yo de tanta hermosura. Aunque quizá no, porque lo que a mí me pasa es que tengo hipersensibilidad a lo bello. Si algo es bello, ya me gusta. Punto. Cero objetiva. Para eso soy muy poco exigente.

En la peli todo es bello. Ellas, ellos, las casas, esos biquinis y bañadores caros, la ropa de cama, coño, esas sábanas de lino, esas copas, esos muebles de madera y esas butacas de bambú (momento mobiliario de bambú, por cierto, ya llegará post sobre eso).






Como dice mi hija pequeña, yo ME PIDO ser Robin Wright (las dos casas son bonitas, pero la suya más). Me pido su cuerpo atlético y perfecto, su cara überinteresante. Ella es todo. Es bella, un cañón del colorado, tiene cara de ser intelectual total, nada intensa, tiene cara de inteligentísima, de ser superior, EL ser superior. Obviamente, ella es la evolución de la especie humana.

Robin (y Naomi) no esconde su madurez. Se le ve mayor, desde luego no parece una jovencita. Pero quién cojones quiere ser una veinteñera cuando puedes ser Robin Wright???? NADIE.

Y envejece tan bien que hasta el hecho de que sus ojos hayan empequeñecido con la edad parece una acción divina. Pasa mucho que cuando la gente envejece los ojos se achican. Muchas y muchos lo llevan realmente mal. Es dramático. No hay más que ver el caso disparatado de Robert Rerdford. Por el amor de dios, que mal envejece ese hombre, con esos ojos de mochuelo. Yo soy de ojos pequeños de toda la vida y ver que a Robin le ha pasado eso con tanta dignidad me reconcilia con la vida.

Robin es la esperanza de la mujer blanca.



Ay dios, quiero ser abuela.

Muy fuerte.

Un beso a todas

Lula P.

PD: Este post se lo dedico a mi amigo Marcos, por amar a Kelly Capwell de toda la vida.


lunes, 9 de septiembre de 2013

La intelectualidad


Hay mujeres a las que les sienta de maravilla el rollito intelectual. Les da ese punto sexi sin ser intensas, ese tono grávido y femenino, atildado siempre por la sensación de saberse elevadas. Lo saben. Lo son. Ellas, tan elevadas en su superioridad vital.



Son elevadas estas intelectuales, sí, y nunca hablan de ropa pero se gastan un dineral. Jamás llevan poliéster y les encanta ir de negro y de marrón. A veces llevan gafas, el pelo siempre largo y casi siempre liso.

Nunca llevan flores ni florecitas. Y si las llevan, vintage.

Tampoco llevan sujetador porque su intelecto no necesita sostenes.



Hablan poco, pero cuando lo hacen jamás de un tema trivial. En las conversaciones, miran directamente a los ojos casi tan bien como Mia (ay, esa Oona Chaplin!) y por las noches se quedan dormidas leyendo cartas de amor... entre Heidegger y Hannah Arendt.




Parecen ser tolerantes con los demás, pero es mentira. Nunca pondrán los ojos en blanco cuando oyen hablar de la 'chiclit' o 'literatura femenina' o cómo mierda se llame eso. Harán como que te respetan, pero no. Desprecian tu inferioridad. Y la mía. Hacen como que te aguantan pero en realidad vomitarían sobre ti porque para ellas no hay más literatura femenina más allá de Alice Munro.

Ellas son listas y guapas y hasta seguro que follan mejor que tú. Y que yo. Saben leer y beber vino tinto cuando a ti te gusta el blanco, tan vulgar, tan 'mainstream', tan puaj.




Saben pintarse las uñas y hacer como si no las llevaran pintadas.

Y tienen tres carreras, saben tocar el piano y el violín y hablan cinco idiomas y encima, joder, aún no han cumplido los 30 y nunca se les encrespa el pelo.

Bah, a mí me encanta el rollito postureo intelectual y a veces lo intento pero a la que me descuido se me va el personaje y adiós, vuelvo a ser tan mortal como una camiseta de Zara.

Pero está genial que aún queden intelectuales, aunque solo sea por postureo! Como dice Javier Marías, el mundo se está bastardeando y volviéndose retrasado a un ritmo espantoso y encima nos jactamos de ello. Ese mensaje terrible de 'cuanto más lerdos, mejor'.





Pues eso... que vale, que ahora todas las guayonas llevan las Arizona negras de Birkenstock y que yo llevo todo el verano atándome las camisas en el ombligo como si estuviera en 1993 y llevando camisetas y vestidos de tirante fino y que viva el otoño y su cálida intelectualidad.



Ah, sí, que queríais un post de potingues. Pues nada, que ahora uso esto para el pelo. Muy fuerte, lo sé, pero me va genial. No más lágrimas.

Besos a todas

Lula P.

jueves, 6 de junio de 2013

Tan rubia (y cara) como Stella Gibson

 Hay días en los que quiero ser rubia. Me pasa pocas veces al año, se pueden contar con los dedos de la mano. Pero desde hace unas semanas quiero ser rubia de bote todo el rato, tener 45 años, piel perfecta, ropa carísima y ser Policía o Superpolicía.



Mi madre me educó para ser Stella Gibson, pero nunca he sido lo suficientemente inteligente ni valiente. Perdóname mamá.





Stella es una mujer independiente hasta la irritación, inteligentísima y la quintaesencia del pragmatismo. Encima, no se puede ser más sexy. Ni más cara ni más granfolladora.



Una de esas mujeres que cultivan el noble arte de solapar las facultades femeninas con las masculinas.  Mucho dirían que un tío con vagina. Yo no. Yo la veo más como La Superhembra (devoradora de Machos Alfa).




Stella Gibson es CARA. Parece que lleva un letrero de TODO A MIL colgado en la frente.

Esas blusas de seda impagables, por el amor de dios bendito!!!!

Nunca entendí las loas a la insoportable Emily Mortimer por su papel aún más insufrible en The Newroom. 'Corrieron ríos de tinta' (puedo usar esta expresión para hablar de The NEwsroom?? puedo?puedo?puedo?) sobre las aspartámicas blusas de seda que lleva en todos los putos capítulos de la irritantísima serie del sobrevaloradísimo Aaron Sorkin.

Las blusas de Mortimer en The Newsroom, tan alabadas, no pueden ser más '100% seda morera de Zara'. Por-fa-vor. La Gibson es otro nivel Maribel.



Si hay que amar las blusas de seda, amemos las que lleva Gillian Anderson en The Fall. Y punto. Esas que ni vosotras ni yo podemos pagar poruqe cada una cuesta un par de sueldos (o de prestaciones de desempleo).



Y luego también lleva cashmere del 'soy tan caro que con mi compra ha subido el DowJones'.

Qué hija de puta. Quién es la estilista encargada de vestir a Stella Gibson, a ver, a ver…

Si yo fuera policía o superpolicía denunciaría por lo penal que esa cabrona vaya siempre tan ideala, tan cara, tan bien vestida, tan bien peinada y encima con ese cutis de 'voy al doctor más caro de la ciudad y tú tienes granos y sequedad porque eres pobre, jodete'.



Yo ahora quiero ser rubia como Stella y hacer prácticas de tiro. Todo el rato. Yo, que soy pacifista.


En The Fall también hay un malote gran macizo, Paul Spector.

Amemos a Jamie Dornan hasta que se nos rompa el corazón.



Pero mejor lo dejamos para otro día, para el próximo post, que hoy ya basta con la catarsis de querer ser rubia y pegar tiros por ahí.

Y la seda, también quiero la seda.

Besos a todas

Lula P.

Pd: Esta entrada se la dedico a I., a la que no conozco de nada pero solo por el mail tan cojonudo que me mandó se merece una postdata. Me pide que escriba y por culpa de su presing he escrito esta entrada que solo me interesa a mí.

Pd2: Ok al post de potingues, pero tendré que investigar porque ando demasiado out.

Pd 3: Sí, la de la segunda foto es Kalinda. Muy fuerte todo.