La última calada de Kate Moss

La ha vuelto a liar parda. Llevaba un tiempo tranquilita, o al menos eso parecía. Ya no había lanzamientos con Top Shop ni fotos desfasadas al lado de Pete Doherty. Desde que no están juntos, la Cuore se parece a la Súper Pop.

La fierecilla estaba dormida, parecía domada. Eso ya era historia paleolíltica. La Moss de los últimos meses se dedicaba a preparar su boda, elegir su vestido y decorar su casa. Hasta que se cansó, se aburrió soberanamente y decidió volver a embestir al toro de la farándula, algo que a ella se le da misteriosamente bien.

Si en lugar de ella hubiera sido Giselle Bunchen (por poner un nombre al tuntún) la que sale a la pasarela con un cigarro en la boca, dudo que se hubiera formado tanta escandalera. Pero es lo que tiene Kate Moss, el morbo de las grandes divas, su exceso nos atrapa.

Yo a estas alturas dudo que haya nada dejado al azar. Es más, estoy segura de que está todo bien medido, nada es arbitrario, queridas… ese cigarrillo estaba cargadito de polémica en lugar de nicotina y eso, lectoras mías, lo sabían en Vuitton… pero vamos, tan clarito como la Bling H2O.

Pero lo más divertido no es que el panorama baile al son que marcan esos listillos, lo más ridículo es que a estas alturas un puto cigarro sea motivo de escándalo. Nos estamos convirtiendo en una sociedad puritana, remilgada y terriblemente hipócrita. Escándalo habría sido si se pega un chute de heroína en plena pasarela (lo de la farlopa la Moss ya lo tiene superadísimo, claro)… pero un pitillo???????? Venga, por favor!!!!!!

Si Marlene Dietrich levantara la cabeza, se asquearía con esta sociedad pacata que nos ahoga!!!!

Con tanta maritoñería me entran ganas de ser fumadora cumpulsiva de dos paquetes diarios, no os digo más.

Nunca ha venido más a cuento este alegato de Nathan en Misfits:

Un puto cigarro, rediós, es ridículo, así no se incita a nadie al fumeteo, por la virgen santísima!!! Es el santo grial de la hipocresía alarmarse por eso y disimular, hacer como que no pasa nada entre bambalinas, donde lo menos vicioso que hay es la ceniza de un Malboro Light.

Es grave que para levantar polvo ya baste con algo tan pueril como un cigarro, eso dice muy poco de nosotros.

Pero ahí está Kate Moss, divina como siempre y sin pizca de inocencia en su rostro. Jacobs le ha dado un toque brutal y felino a la Moss, agresivo incluso. Ha sido algo así como un corte de mangas, un “jodeos todos”, un “a la mierda” con tanta tontería… Ha demostrado que en este mundo insulso en el que vivimos, un cigarro es ya peor que un arma de destrucción masiva.

A veces parece que entre los ‘amo a Hitler’ y los cigarros, la moda ya no tiene otros patrones con los que sorprendernos. Y la culpa es nuestra.